¿Necesitamos de las marcas para ser felices o son las marcas un vehículo para la felicidad? Es claro que todos queremos ser felices pero las obligaciones, las responsabilidades, el stress laboral y la vida vertiginosa moderna nos desvía del camino y nos hace olvidar de este crucial propósito. Dijo Molina.

Happy Marketing demuestra que las personas están intentando contar con momentos memorables. En este contexto planteo la necesidad que las marcas puedan instaurar valores positivos en la gente, y aplicar un marketing de la felicidad, como condición para su propia supervivencia.

Explico, el rol de las emociones y los sentimientos, diferenciando la alegría de la felicidad, marcando como la mente va construyendo realidades y como eso determina lo que gente siente y como actúa, además hablo de la autoestima como una condición básica para la felicidad, desde un nuevo enfoque humanista.

Molina definió a la felicidad como estado de paz y serenidad interior y lo relaciono con las metas que las personas se proponen todos los días, por lo tanto, marco que la misma no es una realidad inalcanzable, ni una ilusión utópica, sino más bien, es un estado posible de satisfacción estable que nos puede hace sentir plenos, logrando contagiar energía a la sociedad, encendiendo la actitud a nuevas alturas.