La tradición es un conjunto de costumbres, creencias, manifestaciones artísticas, leyendas, ritos, juegos que, al transmitirse de padres a hijos a través del tiempo, van configurando el carácter o manera de ser de un pueblo... y, cuando miramos atrás buscando nuestra historia, aparece un personaje muy particular, cuya existencia transcurrió, en la llanura bonaerense. Fue alguien que conoció y amó la inmensidad de la pampa y sus cielos estrellados; para quien la libertad, su caballo y su poncho eran su único tesoro...ese personaje fue el gaucho.
El Martín Fierro es un poema narrativo. Es decir, una narración que está escrita en verso.
El tema central es la vida del gaucho Martín Fierro. Ël mismo la cuenta, acompañándose con la guitarra. Fierro es un gaucho de la pampa bonaerense. Un hombre honrado que será víctima de injusticias y abusos por parte de las autoridades de la campaña, lo que habrá de condenarlo a la miseria, al crimen, a la persecución, a la soledad.
Hernández, nacido en una estancia en las afueras de Buenos Aires un día como hoy 10 de noviembre de 1834, tuvo la experiencia de la vida gaucha - que faltó a otros autores- en algunos de sus viajes llegó a vislumbrar la vida en las tolderías de los pueblos originarios. Al elegir un personaje como Martín Fierro, Hernández quiso mostrar qué elementos de la sociedad argentina podían convertir a un gaucho honesto en un bandido.
La vitalidad del poema, la maestría con que dibuja situaciones y narra con brío la acción, el tránsito sutil de la reflexión al humor, de la melancolía a la sátira, demuestra que José Hernández era un gran narrador y un poeta de simple y certera elocuencia, tiene profundas raíces en la lírica hispánica...y esa conversación de los distintos personajes del poema es la que aún sigue viva en esta obra maestra.
José Hernández
Martín Fierro
(Fragmento)
Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me dió:
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.
Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer,
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera
¡y qué iba a hallar al volver!
tan sólo hallé la tapera.
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido;
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao...
Sólo queda el desgraciado
lamentar el bien perdido.
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo,
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir
cuando yo remonto el vuelo.
Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas,
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama;
yo hago en el trébol mi cama
y me cubren las estrellas.
Un padre que da consejos
más que padre es un amigo;
ansí, como tal les digo
que vivan con precaución:
naides sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo.
Al que es amigo, jamás
lo dejen en la estacada;
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él:
siempre el amigo mas fiel
es una conducta honrada.
Los hermanos sean unidos,
porque ésa es la ley primera;
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.
Respeten a los ancianos,
el burlarlos no es hazaña;
si andan entre gente estraña
deben ser muy precavidos,
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña.
Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada:
no extrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco:
pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada.
El trabajar es la ley
porque es preciso adquirir;
no se expongan a sufrir
una triste situacion:
sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.
Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afán,
de perseguir de mil modos,
llama a las puertas de todos
y entra en la del haragarán.
Muchas cosas pierde el hombre
que a veces las vuelve a hallar;
pero les debo enseñar
y es bueno que recuerden:
si la vergüenza se pierde
jamás se vuelve a encontrar.
Todo el que entiende la vida
busca a su lao los placeres;
justo es que las considere
el hombre de corazón;
sólo los cobardes son
valientes con sus mujeres.
No se hallará una mujer
a la que esto no le cuadre;
yo alabo al Eterno Padre,
no por que las hizo bellas
sino por que a todas ellas
les dio corazón de madre.